
El Profesor de Charlotte Brontë, una historia de dominación y sumisión
Por Verónica de la Cruz, redactora de contenidos en Britania for you
El profesor de Charlotte Brontë es la primera novela de la mayor de las hermanas Brontë. Fue rechazada en numerosas ocasiones por las editoriales al no encajar en las tendencias de la época, pero la autora no desistió. Continuó empuñando la pluma para dar a luz sus siguientes obras, que sí fueron publicadas y lograron alcanzar cierto éxito mientras vivió: la aclamada Jane Eyre, Vilette o Shirley. Pero El Profesor no fue publicada hasta después de su fallecimiento por tuberculosis en 1855. Es su novela póstuma, pero la primera que escribió, completada en junio de 1846.
Trama de El Profesor de Charlotte Brontë
Charlotte Brontë da vida a la voz narrativa en primera persona de un hombre, William Crimsworth. Nuestro protagonista es un joven recién graduado en el prestigioso Eton College que huye de su Inglaterra natal para buscar dignidad e independencia en la capital de Bélgica, Bruselas. Mr. Hunsden, un pintoresco e influyente personaje, escribe una carta de recomendación para ayudarle a conseguir un puesto de profesor en el internado masculino que gestiona Monsieur Pelet.
A lo largo de la novela somos partícipes del mundo interior de William y su particular manera de sentir. Asistimos a una suerte de liberación de las cadenas que reprimían todo su potencial. Su hermano, Edward Crimsworth, es un empresario que no desaprovecha oportunidad alguna para humillar y adjudicar los trabajos más tediosos a su incomprensiblemente odiado hermano. William aguanta estoicamente toda clase de desprecios hasta que no puede más y decide marchar a Bélgica en busca de un futuro mejor.
Tras su nefasta experiencia trabajando en una oficina a cargo de su antagónico y cruel hermano, William, ya lejos de su maltratador, comienza a florecer poco a poco. Y es que el maltrato, no solo físico, sino psicológico, puede ser devastador. Charlotte Brontë retrata aquí una relación tóxica entre hermanos que recuerda inevitablemente a la de Mrs. Reed con Jane Eyre.
Pero William pronto encuentra en Bruselas a una nueva “ama” a la que someterse, aunque esta vez de un modo distinto. Se trata de Mademoiselle Reuter, directora del internado femenino contiguo, al que William es enviado pronto por su buen trabajo para dar clases extras. William cae enseguida rendido a los encantos de esta astuta dama, que es su jefa, ni más ni menos. Buena parte de la historia se centra en los encuentros y desencuentros de ambos, en una especie de juego de seducción.

William Crimsworth, de sumiso a dominante
William no tarda en cansarse de su propia tendencia a caer en la sumisión. Así que termina por coger las riendas de sí mismo durante sus clases en el internado femenino, pasándose a un rol dominante en el contexto de la docencia con el fin de hacerse respetar. A veces llega a tratar con verdadero desdén a muchas de las alumnas. También somos testimonios directos de los antipáticos pensamientos que éstas le suscitan. Este rol dominante culmina en la relación con su nueva y prometedora alumna, Frances Henri, una joven insegura y sumisa que acepta tácitamente el juego de William.
Pronto esta relación evoluciona hacia algo inesperado y esperado a la vez. Quizás una de las muchas cosas que Charlotte Brontë nos quiere transmitir a través de William Crimsworth es el ideal de hombre para una mujer en el siglo XIX que ya se atrevía a pedir sus derechos. Ese que se muestra flexible, cooperativo y respetuoso. Ese que es equilibrado, dominante y sumiso a la vez. Tal vez William, debido a su experiencia pasada, haya comprendido lo insufrible y mermador que puede llegar a ser sentirse cautivo, humillado, despreciado y sometido por un “amo”. Así que decide revelarse como un esposo comprensivo y abierto que sabe dar el lugar que reclama su mujer en el matrimonio.

¿Es El Profesor de Charlotte Brontë una novela feminista?
Y esto es algo que llama la atención teniendo en cuenta la rígida sociedad patriarcal del siglo XIX, donde todavía las mujeres eran consideradas una posesión del hombre. Primero era propiedad del padre y una vez contraído matrimonio, pasaban a ser la posesión de sus maridos. Las mujeres no tenían ni independencia económica, ni personal. Su lugar estaba reservado exclusivamente en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos.
Es por esto que El Profesor de Charlotte Brontë podría considerarse como una novela feminista, sin ser el feminismo aun un movimiento literario en aquella época. Nos da una visión ecuánime del papel que idealmente debería corresponder a cada miembro de un matrimonio. Matrimonios donde tienen cabida ambos roles de dominación y sumisión, intercalados, haciendo de la relación algo más enriquecedor, respetuoso y emocionante para ambas partes.
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Crítica a la religión católica
El Profesor de Charlotte Brontë trata otros temas como la religión, donde se puede percibir una fuerte crítica al catolicismo. Bien es sabido que la autora y su familia eran fervientes protestantes. Tan solo hay que fijarse en que los personajes que al protagonista más le repelen son precisamente católicos. Tampoco hay que olvidar que esta novela está impregnada de la vida personal de Charlotte Brontë, ya que estudió en Bruselas una temporada y se enamoró secretamente de su profesor, un señor casado mucho más mayor que ella.
Tengo que decir que a pesar de que la novela contiene amplios pasajes donde el protagonista se dedica a divagar sin rumbo fijo en su pensamientos, no se me ha hecho pesada. Charlotte Brontë escribía ingeniosamente para atraer a su lector sin recurrir a ganchos fáciles, si es que éste sabe apreciar la belleza del lenguaje. No esperéis una trama del calibre de Jane Eyre, donde el suspense y los acontecimientos se suceden de forma que mantienen en vilo al lector, pero sí una novela narrada de una forma exquisita acerca de un joven que busca su lugar en el mundo. No faltan las historias de amor y algún que otro giro sorprendente.

